viernes, 22 de octubre de 2010

Medal of Honor ''to petao''

Con el ánimo de quitarle parte del pastel al rey indiscutible de los juegos de acción, Call of Duty, Medal of Honor se reinventa a sí mismo en esta nueva entrega de la saga. El cambio es notorio, comenzando por el nombre, sin subtítulos ni números que hagan referencia a juegos pasados. Medal of Honor renace como si fuera el primero de todos, aunque en realidad no lo sea.

A sabiendas que en este género en particular se lucha (nunca mejor dicho) con uñas y dientes por ocupar el corazón de los aficionados, y que Call of Duty tiene mucho terreno ganado, Medal of Honor utiliza a discreción la vena patriótica de los estadounidenses (principal mercado al que va dirigido) presentando con toda crudeza la guerra de Afganistán, con los Talibanes como máximos enemigos.

De este modo, a lo largo de toda la campaña para un jugador se ve a las fuerzas americanas como héroes invencibles y a los Talibanes meros peleles y analfabetos nacidos en aldeas de mala muerte. En estos juegos siempre habrá buenos y malos, es la propia naturaleza del género, pero en mi opinión mezclar política y videojuegos no es nunca una buena idea. Medal of Honor cruza muchas veces el límite de lo políticamente correcto, con misiones pensadas única y exclusivamente para satisfacer las ansias de venganza de adolescentes patriotas.

Un ejemplo de ello es una fase donde controlamos un helicóptero Apache. Un vehículo con una fuerza destructora terrible, y que carga con toda la furia que otorgan sus ametralladoras y misiles contra aldeas de enemigos afganos. De verdad, ni en nivel de dificultad alto esta misión supone un desafío para el jugador, y sí un exterminio a placer de decenas talibanes que dura 15 minutos. Por lo que me pregunto cual es realmente el objetivo de esta misión ¿divertir o vengarse?

Todo el juego está plagado de estas escenitas, donde nosotros, como soldados de Nivel 1, masacramos enemigos sin que puedan hacernos nada. Sirva de ejemplo las numerosas escenas de francotirador, sin ir más lejos.

Si obviamos esta incómoda sensación que transmite MoH a cada segundo, en cada detalle, como videojuego de acción la producción de EA se queda en un correcto bien. Excepto algunos detalles realmente buenos, y alguna sorpresa que otra, Medal of Honor pasará sin pena ni gloria por el género. Un juego que una vez terminado olvidaremos casi inmediatamente porque no aporta nada nuevo, no innova, y plagia descaradamente ideas pasadas (excepto el modo Nivel 1 del que hablaré más adelante).

¿Esto es realmente malo? Como siempre dependiendo de lo que busque el jugador. Los enfrentamientos no son para nada terribles y entretienen un rato. La primera misión, por ejemplo, está muy bien dirigida y te mete de lleno en las escenas de disparos. A partir de ahí el juego alterna el control sobre varias fuerzas armadas, con armamento dispar y misiones suficientemente variadas como para no acabar en el tedio. Lo mejor es la lograda sensación de continuidad entre misiones, y cómo los diferentes equipos se ayudan unos a otros interrelacionándose en ese escenario bélico.

Las escenas cinemáticas intermedias despiden realismo por los cuatro costados, con momentos de tensión como el rescate de Taliq, o el ataque de los Rangers sobre el desierto. El cambio a la acción, sin embargo, no es tan suave como lo visto en Metal Gear Solid 4, aunque tampoco le hace falta.

La autenticidad campa por doquier en Medal of Honor, cuya producción ha estado guiada por los propios soldados Tier 1 (o Nivel 1), y se nota de verdad, pero sólo en algunas cosas. Detalles como los apuntes de voz de los compañeros que vienen con nosotros (habitualmente cuatro y controlados por la IA), no sólo dan veracidad al enfrentamiento sino que son útiles, con frases estilo “Cambio cargador”, “Despejado a derecha”, “Objetivo en pasarela”, etc.

Otros momentos duros de ver son las muertes en los niveles de francotirador, o sin ir más lejos los ataques Apache a distancia, de realismo inusitado gracias a la buena simulación de la cámara utilizada que es igual a la que vemos en noticiarios.

Este hiperrealismo choca frontalmente con decisiones de jugabilidad realmente malas. El hecho que nuestros compañeros sean literalmente invencibles (ni siquiera caen por las balas ni debemos curarlos), o que la munición sea infinita porque siempre podemos pedir más con sólo pulsar un botón, restan mucha autenticidad y por inercia desafío. Cierto es que CoD pecaba también de esto, pero en ese caso la dificultad era considerablemente más alta.

Efectivamente la dificultad es ridícula en muchas ocasiones. En nivel Normal, por ejemplo, se muere muy poco en los enfrentamientos corrientes. También hay momentos clímax de emboscada o resistencia de posición donde la dificultad sube un poco, sí, pero nada tortuosocomo en la competencia. En Difícil el juego es algo más duro, pero entre las misiones guiadas, los niveles ‘de venganza’, y la munición infinita lo cierto es que para un experimentado en estos juegos no le supondrá ningún problema.

La IA tiene gran parte de culpa en esto, muchas veces veremos a los talibanes cruzar por delante nuestro a cuerpo descubierto para morir como conejos. Otras se paran delante de nosotros sin detectarnos, y lo que es peor sin que nuestros aliados los detecten tampoco. Y es que en ocasiones hemos ‘disfrutado’ de escenas donde todos los personajes en pantalla parecían ciegos sin que nadie se viera entre sí. Momentos puntuales, pero que ahí están.

El diseño de niveles potencia aún más esa ventaja táctica otorgada mágicamente a los aliados. Con muchas coberturas, muy bien puestas siempre para ayudarnos en nuestra misión. A pesar que Medal of Honor trata de simular un realismo, es curioso comprobar como todo está siempre de nuestra parte, cosa que nada tiene de real en el desierto afgano de verdad.

Pero no nos confundamos, el juego transmite muy bien el enfrentamiento armado. Los disparos son muy satisfactorios, con muchos efectos gráficos que potencian el efecto de las balas perdidas. Por otro lado las granadas son nada y menos útiles (ni siquiera en multijugador), y la opción de arrastrase se utiliza realmente poco. Aún así como juego de acción MoH está bien resuelto, en el fondo divierte y descarga adrenalina.

Lo que destacamos especialmente es el nuevo modo Nivel 1, paralelo a la campaña principal. Aquí sólo podremos jugar en los niveles ya superados (nueve en total), pero los jugaremos de manera muy diferente. Para empezar debemos completar los niveles del tirón, si morimos se acabó. Los compañeros tampoco nos dan munición extra, los enemigos son más duros y no hay cruceta para apuntar en posición normal. Es un auténtico desafío, y como tal quedará reflejado en la tabla de clasificación que controla todo lo imaginable, tiempo en completar la misión, número de bajas, número de disparos en la cabeza, muertes de cerca, etc. Nivel 1 sí que merece mucho la pena en Medal of Honor.

En el lado contrario está el multijugador. Creado por DICE y separado por completo de la aventura para un jugador, este modo se nos antoja escaso a todas luces, a la sombra de CoD y muy lejos de lo que este estudio puede dar. Podemos elegir entre tres tipos de soldados por facción (Aliados y OpFor) que corresponden al estereotipo de Fusilero, Explorador y Francotirador. A medida que vayamos jugando ganaremos experiencia en cada tipo y mejoraremos en armas y equipación. Este estilo, donde los novatos hacen de carne de cañón para los veteranos, me parece particularmente injusto pero es copia de CoD y funciona para los demás aficionados.

Cabe decir que nuestras partidas funcionaron de manera fluida y sin contratiempos. Son muchos los jugadores activos y el sistema trata de equilibrar los combates mediante matchmaking para llenar los 24 puestos posibles. Pero con ocho mapas donde combatir y sólo cuatro modos de juego (dominación, dos tipos de asalto y combate por equipos), Medal of Honor lo tiene crudo si quiere dominar el mundo online.

Del apartado técnico se podría hablar largo y tendido también. Con un motor gráfico que se mueve bien la mayoría del tiempo, pero que peca de texturas con calidad discutible. Las animaciones son correctas como decía antes, pero recuerdan mucho (mucho) a las de Modern Warfare. Y aunque al detalle el juego pierde bastante (atención a la mano invisible que controla los mandos del Apache), en general Medal of Honor da bastante el pego especialmente por los escenarios.

Es el aliasing, sin embargo, lo peor de todo, al menos en PS3, la versión analizada. Son flagrantes los dientes de sierra que vemos por doquier, especialmente en situaciones lumínicas extremas, con muchas sombras y contrastes. En esos momentos el escenario es un cúmulo de píxeles ininteligibles, y creemos seriamente que se podía haber mejorado mucho. Más aún, el juego usa y abusa del efecto HDR, que no es tal, sino una vulgar simulación del renderizado HDR que no aporta nada (no se utiliza de manera táctica) y sí molesta bastante. Juegos más antiguos, como Resident Evil 5, hacían mejor uso de este efecto de deslumbramiento. Mucho mejor llevados a término están los diferentes filtros visuales que se utilizan en mirillas de armas y vehículos.

A nivel sonoro, sin embargo, Medal of Honor cumple sobradamente. Los disparos y explosiones suenan bastante reales en nuestros oídos, y el doblaje al castellano cumple pero no impresiona (la voz de Dusty, el tipo de de la carátula, es muy aniñada). La música de corte épico creada por Ramin Djawadi te mete en la acción por completo, con temas que mezclan partituras al estilo de Inception y El Caso Bourne. Dinamizan la acción y agudizan la tensión de los enfrentamientos.

Medal of Honor es, para terminar, un correcto juego de acción creado por norteamericanos para norteamericanos. Podría haber sido más que eso, pero el patriotismo y los niveles de resentimiento han guiado una producción que podría haberse desarrollado desde un punto de vista más neutral. Con algo más dificultad, una duración superior (no llega a 6 horas) y situaciones menos manidas, Medal of Honor podría haber sido mucho mejor, sin embargo se ha quedado en la parte más superficial del género.

Lo Mejor

  • El modo Nivel 1
  • Correctos momentos de acción y alguna sorpresa

Lo Peor

  • Niveles de ensañamiento porque sí
  • Baja dificultad y facilidades para el jugador
  • Técnicamente mejorable

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