jueves, 7 de abril de 2011

Una buena historia para un buen juego

Como es habitual en la saga, Yakuza 4 nos llega con un considerable retraso con respecto a Japón. Y no sólo eso, sino que una vez más llega sin traducir (ni hablado ni escrito), lo que echará para atrás a muchos jugadores que no dominen el inglés, y es que estamos ante un juego donde el argumento y la palabra tienen mucho peso. Una pena pues, con Yakuza, Sega ha sabido crear una marca propia, que si bien coge ideas ya vistas en muchos videojuegos de acción y aventura, ha conseguido dotarla de personalidad propia y crear un universo muy característico. Ciertamente Yakuza 4 no viene cargado de novedades, pero sí que ofreceuna cautivadora historia llena de traición y violencia con toques de humor así como cuatro personajes protagonistas lo suficientemente carismáticos para tirar del carro de un juego de mecánica un tanto repetitiva.

Yakuza nunca ha sido el ejemplo de sand-box al estilo GTA. Sí que estamos ante un juego de mundo abierto, pero este término aquí es muy relativo. Todo en la saga está muy estudiado, el camino a seguir no tiene bifurcaciones, es lineal y las actividades secundarias son bastante pobres. Aunque esta línea sigue en Yakuza 4, no te desviarás demasiado del camino, sí que es cierto que Sega ha hecho un esfuerzo para que te puedas mover más y mejor por el mapa, más allá de hacer lo que se te manda. Desde el principio el escenario -Kamurocho, el distrito del primer Yakuza- está abierto sin limitaciones, es bastante extenso y hay un buen número de actividades extra.

Esta es la grandeza de Yakuza, el universo propio del que hablaba más arriba. Sega va mejorando en la recreación de las calles de Tokyo, y esto se ve en una urbe bastante poblada –aunque la mayoría de personajes estén de mero bulto- y en una considerable cantidad de edificios a los que poder acceder. Bares en los que beber unas copas, salones recreativos donde echarse una partida a un arcade o “pescar” peluches, un campo de béisbol en el que practicar tu bateo, clubs en los que intentar impresionar a las más selectas señoritas… Todas estas cosas sólo pueden aparecer en un juego como Yakuza, de carácter tan japonés, público más aficionado a los minijuegos que el occidental.

Un Yakuza no sería lo mismo sin las azafatas
Un Yakuza no sería lo mismo sin las azafatas

Aún así, lo de campar a tus anchas en Yakuza 4 es sólo una parte más, y es queel juego se apoya mucho en la historia. Una historia de las de siempre cuando se habla de mafia, con traiciones, secuestros, palizas, persecuciones… Nada nuevo, pero en este caso lo suficientemente potente para que tengas ganas de seguir con una mecánica de juego, a ratos, tediosa. Sin hacer spoilers puedo decir que la gran novedad argumental del juego es que se apoya en cuatro historias independientes, las de cuatro personajes que, más adelante, se irán interconectando.

Cada uno de los cuatro personajes tiene suficiente carisma para ser digno de ser jugable y diferentes habilidades que se reflejan, principalmente, en su manera de luchar. Y es que una de las mecánicas de juego que no podía faltar es la pelea. Según el personaje se hace más hincapié en unos ataques que en otros, pero básicamente lo que te vas a encontrar son puñetazos y patadas por doquier, sonoros golpes con los objetos que encuentres por el escenario y, en menor medida, el uso de armas de fuego.

La mecánica de combate es muy intuitiva, el tutorial inicial basta y sobra para comprenderla, y es que aunque haya diferentes combos y combinaciones de botones, todo se basa en unos pocos con los que realizarás vistosos ataques, incluidos los especiales cuando tenemos la clásica barra de Rabia llena. Podrás aprender nuevos ataques y mejorar el daño con un sistema de puntos que ganas al subir de niveles, y eso se consigue peleando y peleando.

Sega no ha escatimado en violencia
Sega no ha escatimado en violencia

Luchar en Yakuza 4 es divertido por lo sencillo y espectacular que resulta, pues Sega no se queda corto mostrando al detalle lo sanguinolentos que quedan los rivales, con abundantes cámaras lentas y el uso de Quick Time Events pensados para dejar al enemigo hecho trizas.

Sin embargo, este sistema es imperfecto por lo poco preciso que resulta. El personaje no responde especialmente bien al movimiento, lo que hace que acabe a menudo a la espalda del rival, cuando no has planeado eso. Otro aspecto mejorable desde el primer Yakuza es la IA enemiga. No exijo personajes imprevisibles, pero a estas alturas sí unos rivales –especialmente los que te cruzas por la calle- que no parezcan sacados de la típica película de kung-fu setentera donde un rival esperaba que acabases con el anterior para atacar.

Otra mecánica imprecisa son las persecuciones. Como todo movimiento por el escenario, no son totalmente libres, sino que están limitadas por todos los elementos con los que te vas chocando en el escenario, así como un uso no demasiado acertado de QTE y teclas para saltos o movimientos especiales.

Por lo demás, la jugabilidad de Yakuza 4 se centra en los habituales paseos de un punto a otro de la ciudad ayudados por el mapa –sueño con el día que éste sea más accesible y permita seleccionar rutas o puntos intermedios- y la realización de minijuegos, que a veces nos sacan más de quicio que las secuencias de acción. Y es que, debido a su intrincada historia, además de la pelea, otro de los pilares básicos del juego es la interacción.

Explorar la ciudad sigue siendo una constante
Explorar la ciudad sigue siendo una constante

Esta interacción puede consistir en buscar X cosa o persona por la calle, conversar con determinados transeúntes y un largo etcétera de cosas que, si bien simples, quitan mucho tiempo por un mapa no demasiado cómodo de consultar y por unas instrucciones de la actividad, a veces, imprecisas. Especial mención merece la actividad en el club de señoritas, no sólo como cliente –vuelve el ligoteo, previo pago, con las chicas- sino el de gestión de tu propio club. Así tendrás muchos momentos de dirección de tu negocio, lo que se tornará, al final, en un “Imagina ser azafata”, pues te sorprenderás más de una y dos veces maquillando, peinando, vistiendo y eligiendo complementos para tus trabajadoras del amor.

A todas las mecánicas obligatorias para avanzar en la historia hay que añadir un seguido de submisiones opcionales que vienen a tener la misma jugabilidad de las principales, sólo que no son obligatorias. De buscar llaves de taquillas hasta ayudar a transeúntes, pasando por coleccionar varios tipos de objetos, hacer fotos de momentos “estelares” o ligar con todas las chicas de los clubs, todas estas actividades son una forma de alagar las horas de juego y desbloquear logros y trofeos, algo ideal para el gamer con afán de autosuperación.

Puede parecer que Yakuza 4 da para pocas horas de juego, pero nada más lejos de la realidad, y es que, en otra constante de la saga, muchos, muchísimos son los momentos pasivos. Ya sea en forma de cinemáticas o conversaciones de texto entre personajes, te pasarás largos ratos leyendo y tocando botones para pasar a lo siguiente. A ratos me resulta desquiciante, puesto que sé que va a pasar algo importante pero los protagonistas tienden a perderse en sus reflexiones, y es grande la tentación de saltarse las secuencias de diálogos. Aunque esto puede hacerse, no siempre es recomendable, primero porque te puedes perder detalles que te den pistas de cómo continuar –en algunos momentos el objetivo no está indicado en el mapa- y segundo, porque Sega siempre ha concebido Yakuza como un juego de argumento trabajado, y eso no podemos negárselo a su última entrega.

Abundantes cinemáticas para contar una historia de altura
Abundantes cinemáticas para contar una historia de altura

Aún así, aunque el guión me ha parecido bueno, creo que falta cierta capacidad de elipsis por parte de los desarrolladores. Realmente hay escenas que se podrían resolver con menos diálogos, con menos silencios –a Robert de Niro se lo podríamos perdonar, a un personaje hecho por polígonos, no tanto-, y es que lo que queremos es participar en esas escenas y no ser un espectador paciente. Como siempre digo, a ciertos desarrolladores de juegos no les irían mal unas clases de lenguaje cinematográfico para ganar algo de agilidad en la narración.

Técnicamente, la saga Yakuza sí que ha evolucionado convenientemente. Esto se ve básicamente en las animaciones y el grado de realismo de personajes. Exceptuando la falta de vida en las miradas –aún no he visto ningún juego que consiga recrear la expresión de una mirada humana- todo en Yakuza 4 luce bastante realista. Además, incluso las cinemáticas están realizadas con el motor gráfico del juego y su calidad técnica junto al buen hacer en la realización son remarcables.

El detalle en personajes y escenarios es remarcable
El detalle en personajes y escenarios es remarcable

El detalle de escenarios es el apropiado, recreando correctamente un barrio de contrastes como es Kamurocho y los tiempos de carga son pocos y generalmente cortos, exceptuando la instalación previa del juego, que te llevará más de 30 minutos, así que aprovecha este tiempo y sigue con tu vida.

Sonoramente, Yakuza 4 viene en un buen doblaje al japonés, cosa que no sería ningún hándicap si no fuese porque los subtítulos, para no variar, siguen en inglés, lo que de nuevo limita la distribución del juego.

Los vicios y virtudes de siempre

Con Yakuza 4 la saga se mantiene fiel a sus principios y apenas sorprende. Mismos vicios y virtudes, mismas mecánicas de juego y, en este caso, mismo escenario que el primer juego. En lo bueno, me gusta que Yakuza no haya cambiado, en lo malo, como es la lucha o el simple hecho de mover al personaje, me hubiese gustado ver una evolución que no se ha producido.

Eso sí, es loable el esfuerzo de Sega por crear una historia que mantiene el interés, y hacerlo con cuatro personajes jugables a los que les acabas cogiendo cariño, y eso que no son unos santos. El problema de esta historia es el abuso, en algunos momentos, de las cinemáticas, pero es algo propio de la saga, así que deberías saberlo ya. O lo tomas, o lo dejas.

¿Te apetece volver a las violentas calles de Kamurocho?
¿Te apetece volver a las violentas calles de Kamurocho?

Lo Mejor

  • El mundo de Yakuza es más abierto que nunca
  • Un acierto el contar con cuatro personajes principales
  • Gráficamente notable

Lo Peor

  • La longitud y lentitud de algunas escenas cinemáticas puede llegar a exasperar
  • Hay que mejorar el control del personaje
  • De nuevo, sin traducción al castellano

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