Si hay algún juego en estos momentos en la App Store que pueda superar al imbatible Angry Birds en la lista de éxitos, ese juego es Tiny Wings. Con un planteamiento sencillísimo, y una jugabilidad aún más básica, este juego creado por una única persona está conquistando el corazón de todos lo que lo prueban. El mío incluido.
Tiny Wings ataca impunemente a las sensaciones más infantiles de aquel que juega. Las mismas que te hacían soñar con volar y flotar cuando eras pequeño. De hecho todo lo que hay que hacer en el juego es deslizarse pendiente abajo, tomar impulso y despegar… para luego volar y volar hasta que consigues aterrizar en otra pendiente, deslizarte y volar de nuevo. Si recuerdas aquello que sentías cuando eras niño y te tirabas tobogán abajo, pues Tiny Wings es eso mismo, sólo que virtualmente y elevado al infinito. Por eso consigue producir esa agradable sensación de bienestar el rato que pasas jugándolo.
La historia tras el juego poco importa, sólo debes saber que eres un pequeño pajarillo (de aves va la cosa otra vez), que por culpa de sus pequeñas alitas apenas puede despegar del suelo. Así que se sirve de su panza para deslizarse por esas pequeñas colinas para luego aletear con el impulso y poder volar. Lo que tienes que hacer es ganar velocidad, si pulsas la pantalla el pájaro pliega sus alas para caer por culpa de la gravedad (si estás en el aire) o deslizarse cómodamente. Cuando dejas de presionar la pantalla empieza el aleteo, imprescindible para ganar fuerza ascendente y subir a las nubes. La inercia y las parábolas hacen el resto. También hay pequeñas monedas (con forma de soles) por recoger, y una bola azul que te hace saltar más lejos.
A medida que juegas aprendes a controlar los vuelos y así poder encadenar múltiples "saltos", aumentando de velocidad y distancia de cada vuelo en un "flow" que puede alargarse indefinidamente. La dificultad la impone esa misma velocidad que hace complicado saber cuándo pulsar la pantalla para aterrizar y deslizarse correctamente. Si lo haces mal, pierdes algo de inercia por culpa de los rebotes. Si lo haces fatal, te estrellas frenándote por completo y perdiendo un tiempo vital. Y es que en el juego luchas contra la noche, el pájaro vuela para mantenerse en el lado del planeta que da la luz del Sol, pero si no eres rápido al final te coge la noche, momento en el que te pones a dormir dando por finalizada la partida.
Las virtudes de Tiny Wings son numerosas. Además de un sistema de juego tan sencillo, pero tan bien llevado a término, del que es difícil despegarse, tenemos también un sistema de objetivos que al lograrlos mejoran la puntuación que puedes conseguir. Los puntos se consiguen volando bien, dando buenos saltos, tocando las nubes o recogiendo "soles". Las partidas no se hacen nada pesadas y duran unos pocos minutos, lo que es ideal para breves momentos libres.
Por su parte el apartado técnico es excepcional, empezando con un sistema de niveles que se autogeneran cada día. Es decir cada día que juegues lo harás en islas diferentes, con montañas diferentes y texturas aleatorias. El diseño artístico, colorido y original, que se acerca a un dibujo hecho por niños (pero sin llegar al estilo de los juegos Doodle), potencia aún más las sensaciones cándidas. La música cuenta con un par de temas, pero sólo oirás uno al jugar. Sin embargo no se hace nada pesado por mucho que juegues, de hecho es más probable que termines tarareándola.
Más pájaros imprescindibles
Tiny Wings lo tiene todo para triunfar. Su creador ya ha lanzado una actualización y seguro que vendrán más, así que por 0,79 céntimos es una buena inversión en diversión de cara al futuro.
Lo Mejor
- La agradable sensación de conseguir encadenar múltiples saltos
- Cada día el juego renueva los niveles
- Diseño artístico perfecto
Lo Peor
- Chocarte cuando consigues el "flow"
- Es difícil superar la isla número 6
- Necesita agregar nuevos elementos cuanto antes
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