Enfocado a las carreras multijugador, Blur nació como un patito feo del que todos se reían. Por culpa de un apartado gráfico algo justito, y unas ideas jugables aparentemente pueriles, algunos desalmados le vaticinaron, muy erróneamente, un estrepitoso fracaso antes siquiera de ver la luz.
Pero nada de eso es cierto. Como en el cuento, el patito feo se ha convertido en cisne, y ahora Blur ni tiene un apartado gráfico malo (aunque sigue estando un punto por debajo), ni tiene una jugabilidad insulsa, ni fracasará en su intento de renovar un género muy lastrado por el que para muchos es la mejor experiencia multijugador sobre coches de la historia, Super Mario Kart.
La sombra de aquel juego es alargada incluso a día de hoy, y muchos han sido los juegos de carreras que han intentado superarlo, o reformar esos principios jugables sobre los que se basa. Todos fracasos o semi-fracasos.
Blur va un paso más allá, es la evolución en este terreno como bien apunta el ingenioso anuncio televisivo. “Corre como los mayores”, dice, y es totalmente cierto. La parodia a Super Mario Kart que vemos en el anuncio, nos hace comprender que ya no somos niños, que aquel juego es parte del pasado, un pasado infantil e inocente que recordamos con cariño pero que, admitámoslo, ya no existe.
¡Madura! El presente es ahora, y el ahora es Blur, y Blur es la carrera multijugador que todos esperábamos, el relevo que marcará el género durante los próximos años.
Carreras adultas
Bizarre Creations, la misma que Project Gotham Racing, no ha sido tonta. Ha optado por coger ideas totalmente establecidas, muchas de ellas heredadas de Mario Kart, y adaptarlas al presente. Pero adaptarlas bien, innovando.
De este modo la base sigue siendo la misma: Carreras de coches en circuitos bien resueltos con la posibilidad de recoger potenciadores para atacar o defender, con el único objetivo de llegar el primero aunque sea a costa de la chatarra del rival, pero aportando conceptos como mejora de experiencia, desafíos paralelos, y un multijugador escalable que es imposible quede corto.
Nos ha sorprendido lo bien resuelto que está el modo monojugador, e incluso lo jugable que es. Dividido en diez niveles, el modo en solitario de Blur es un ataque a otros tantos corredores de élite. Para llegar a ellos hay que cumplir sus exigencias que poco o nada tienen que ver con llegar los primeros en las carreras. A veces será conseguir un número determinado de fans, otras veces acabar con X enemigos, superar una serie de retos, utilizar un potenciador un mínimo de veces, etc. Cada rival nos exigirá cuatro desafíos que debemos cumplir, eso sí, corriendo.
Para llegar al siguiente rival hay que conseguir Luces, que no son más que las típicas monedas, estrellas, ítems de otros juegos que sirven para desbloquear los siguientes retos y que ganamos llegando al podio en las carreras. De este modo el juego diferencia claramente por un lado lo que necesitamos para desbloquear posteriores desafíos, y por otro lo que necesitamos para luchar contra cada “jefe final”.
Y ya para rizar el rizo están los Fans, que sería la experiencia, y con la que ganamos acceso a nuevos coches y modificadores, imprescindibles para avanzar.
Blur se hace difícil, y las exigencias de los Jefes Finales son, en muchas ocasiones, complicadas de conseguir. Pero la recompensa es enorme, le ganaremos el coche, con ventajas añadidas que además se puede utilizar en multijugador. De este modo, muy inteligentemente, se incentiva jugar en un jugador porque también conseguimos ventajas en multi.
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