El primer Dementium nos llegó tarde, muy tarde. Pero resulta que esta segunda entrega se ha publicado casi simultáneamente en Europa que en EEUU… Misterios de la distribución del sector, o una apuesta por un juego que funcionó bastante bien. Sea como sea, Dementium II repite la misma fórmula que su predecesor y mejora notablemente los puntos más amargos de aquel, resultando un juego bastante redondo para los fans de la acción y el terror.
Otro protagonista, la misma locura
Si hemos jugado al anterior, en los primeros cinco minutos ya podemos intuir más o menos por donde van a ir los tiros en Dementium II. El juego se vale de la confusión que provoca la locura para crear un mundo y unas situaciones que en ningún momento tendremos la certeza de que sean reales.
Todo el juego se reproduce en primera persona, y comienza de un modo bastante caótico y confuso. Quizá la idea sea justamente esa, o quizá no. En cualquier caso, nos cuesta comprender que somos un paciente de un manicomio, Bright Dawn Treatment Center, que hemos sido (o somos) un preso, ingresado voluntariamente (o no) para recibir un tratamiento por nuestra locura.
Todo el argumento es una excusa para confundir al jugador y meterle en un mundo bi-dimensional, con momentos de aparente realidad y otros bastante más terroríficos que se mezclan entre sí en los momentos más inesperados, sin saber nunca cual es el verdadero y cual el producto de nuestra (supuesta) enfermedad.
Hablar de Silent Hill como referente es quedarse corto. Hay muchos parecidos (como los había también en el primero), pero también se añaden algunas ideas prestadas de películas como Hellraiser y el imaginario de Clive Barker, con esos enemigos de terroríficas formas, sangre por doquier, habitaciones metálicas y cadenas saliendo de todos lados.
Mejora en todo
Dementium II puede lucir con orgullo que ha mejorado en casi todo respecto al anterior juego. Sigue siendo un juego enfocado en la acción más que en el terror, y se puede decir que se nutre de estos escenarios terroríficos para crear una buena atmósfera que atrapa. Pero ante todo es un juego de acción.
Debemos jugarlo con precaución porque los enemigos surgen en cualquier momento y la munición es escasa. Recogeremos diferentes armas a lo largo del juego, pero el combate de cerca será lo más habitual para luchar contra la mayoría de monstruos. El cuchillo es el arma más utilizada.
También hay que añadir la linterna, cuyo uso difiere un poco en la segunda parte. Sigue siendo imprescindible para iluminar el camino en zonas oscuras, pero en la precuela sólo podíamos llevar la linterna o un arma, nunca al mismo tiempo. En Dementium II esto es más flexible, podremos utilizar la linterna simultáneamente con armas que se lleven en una mano.
Es decir, la linterna es incompatible con el pesado martillo o la potente escopeta que precisan dos manos, pero sí puede combinarse con el cuchillo o la pistola. Esto, bajo nuestro punto de vista, es todo un acierto. La linterna, por cierto, ya no gasta pilas. Es infinita, pero también se utiliza menos.
Otro cambio muy acertado es añadir inventario, y podemos recoger energía y potenciadores para utilizarlos posteriormente. Esto, y los puntos de guardado a mitad de nivel, hace que el juego se haga más accesible.
Mucho más variado
Pero lo que destaca en Dementium II es que todo es bastante más variado. El juego funciona exactamente igual, moviéndonos por pasillos, resolviendo unos pocos puzles, avanzando y retrocediendo según se dé el momento, y luchando contra los monstruos mientras averiguamos qué nos ha pasado.
Sin embargo el diseño de niveles es muy acertado, avanzando por zonas que se van abriendo progresivamente según cumplamos los objetivos. Sigue siendo bastante lineal, pero también hay más localizaciones, y las habitaciones son mucho más amenas, mejorando sustancialmente la experiencia de juego. No se hace tan pesado.
Los enemigos finales son vitales en un juego como este, y cada uno de los cinco capítulos cuenta con el suyo propio. Bastante desafiantes.
Tecnología
Partiendo del mismo motor gráfico que el anterior, en Dementium II encontramos muchos más objetos en pantalla, sinónimo de una mejora sustancial en su optimización. Las texturas son ligeramente mejores también, y los monstruos algo más variados aunque se repiten los básicos.
Lo que más importa es que el juego es ahora mucho más abierto. No todo son pasillos o habitaciones de manicomios o cárceles. Hay momentos en los que la acción se desarrolla en el exterior, no de forma anecdótica, sino durante bastante tiempo. Los niveles, como decíamos, son mucho más variados, tanto en diseño como en decoración, y se evita caer en la repetición.
La reaparición de enemigos está mucho más estudiada, de modo que podemos retroceder en el juego y no luchar con los mismos monstruos una y otra vez. Sólo reaparecen si hacemos otras acciones, ya previstas por el juego.
En cuanto al sonido, una vez más se sugiere el uso de auriculares para introducirte en el aterrador mundo de Dementium. Algunas músicas y sonidos repiten invariablemente, otros son nuevos. Los gorgoteos, rugidos, expiraciones y gritos rayan a muy buen nivel y dan auténtico pavor. Otros sonidos como el recargar de las armas sencillamente dan risa de lo poco acertados que son. Pero en general un buen apartado sonoro con un doblaje al castellano bien resuelto.
Conclusiones
Dementium II es mejor que el anterior juego. Más variado, más interesante de jugar, y con mecánicas jugables arregladas para no hacernos sufrir mientras jugamos. Es decir, en general los desarrolladores se han puesto las pilas y han hecho mejor un juego que ya era suficientemente bueno. Sigue pecando, eso sí, de poca personalidad. Es un juego que se inspira mucho en otros juegos con situaciones seguramente ya vistas por el que lo pruebe, y esto le quita un poco de sorpresa. Eso, y un control que, sin ser malo, sigue sin convencernos, es lo más criticable.
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