lunes, 26 de julio de 2010

LIMBO vuelve más oscuro...¡ya mismo ni se ve!

Reconozco que me gusta especialmente esta nueva hornada de juegos que potencia la creatividad y la expresión artística por encima de modas jugables. Esta tendencia, que vivimos desde hace un par de años, nos ha proporcionado clásicos inmediatos como Flower, Braid e innumerables juegos Flash cada cual mejor y más original que el anterior. Videojuegos que además de divertir con una jugabilidad exquisita, y que habitualmente roza la perfección, tratan también de llegar al alma del que juega, de removerle sentimientos tal y como se hace en otros medios como películas y libros.

El videojuego como arte, como medio para transmitir sensaciones más elevadas que la simple satisfacción de superar un desafío, es el siguiente objetivo de la industria. Y poco a poco se está consiguiendo desde los sectores más indies del mercado, desde los estudios pequeños que suplen sus carencias económicas con talento, trabajo e ilusión. Y esto no es más que otra prueba irrefutable de que el videojuego, como concepto etéreo en cuanto a ocio humano se refiere, está avanzando en buena dirección aunque parece que sólo puede hacerlo a través de un camino paralelo a la distribución mainstream.

Diseño y pavor en este juego
Diseño y pavor en este juego

Como no podía ser de otra forma, Limbo pertenece a ese minúsculo grupo de videojuegos “con sentimiento”. Lo teníamos claro desde que vimos la primera captura que iba a ser así. Más aún, este es un videojuego que en la práctica puede ser decepcionante: tremendamente corto, poco desafiante y de jugabilidad tan sencilla que incluso roza el insulto.

Pero eso sólo es el esqueleto, sólo es el medio del que se sirve Limbo para transmitir un grueso de sensaciones que van desde el terror más absoluto, la curiosidad, la pena, la admiración visual, la intriga o la satisfacción de la venganza. Y es aquí donde radica la fuerza de Limbo.

Diseño y pavor en este juego
Diseño y pavor en este juego

Un viaje a lo más oscuro

Lo mejor que tiene Limbo es que en ningún momento sabes nada. No hay forma de intuir lo que viene a continuación, ni los peligros que te encontrarás, ni qué demonios está pasando a tu alrededor o hacia dónde te diriges. El juego mismo es una incógnita absoluta que se mantiene durante todo el viaje, e incluso el final es tan abierto a especulaciones que cada uno llegará a su propia teoría.

Diseño y pavor en este juego
Diseño y pavor en este juego

Si no fuera por el resumen que puedes leer antes de descargar el juego, y que apunta a que tú eres un chico en busca de su hermana a través del limbo, no habría forma de conocer el propósito del juego. Y sin embargo, aunque esto puede suponer un handicap, Limbo te atrapa desde el primer segundo, con el protagonista, un niño de 10 o 12 años, despertando en un aterrador bosque.

A partir de entonces y con un más que fiable control reducido a la mínima expresión, caminaremos hacia la derecha (habitualmente), recorriendo escenarios pavorosos que van desde los bosques más profundos y las cuevas más oscuras, hasta extrañas localizaciones industriales.

Diseño y pavor en este juego
Diseño y pavor en este juego

Nos encontraremos con otros personajes, violentos y dañinos que desean nuestra muerte, cuyas motivaciones en ningún momento se explican, y que desaparecen tan misteriosamente como aparecen. Lo que ocurre con ellos es que, en el fondo, deben tener tanto miedo como nosotros, como ocurre de forma parecida en El Señor de las Moscas. También habrá maquinarias, enormes ruedas dentadas, cintas de transporte o torres de defensa programadas para matar.

Los peligros a los que nos enfrentamos en Limbo son tan numerosos e impredecibles que a los pocos minutos tomaremos la costumbre de desconfiar de todo. Pronto aprendemos que cada rama de árbol, piedra, objeto punzante o sombra sospechosa puede ser sinónimo de muerte, y esto nos hace tomarnos muy en serio el juego. Caminaremos despacio, dudaremos de cada salto y pensaremos todos los movimientos, precauciones que se repiten en todo momento.

Primeras capturas de este juego
Primeras capturas de este juego

Los primeros compases del juego son bastante violentos, y la lucha con la araña del inicio es tan pavorosa como mortal. A partir de ahí, hay que reconocer que la intensidad baja un poco, con una dificultad más llevadera y que da paso a un viaje a lo desconocido, tan aterrador como sorprendente.

Limbo avanza a través de puzles y situaciones siempre nuevas. Superamos cada obstáculo de forma natural, tal y como lo habríamos hecho de encontrarnos en la piel del muchacho. Esto le da una autenticidad al juego pocas veces vistas antes, aunque el contexto y las herramientas sean totalmente imaginarias.

Primeras capturas de este juego
Primeras capturas de este juego

Muchos puzles implican el uso de balanzas, o de la gravedad (a veces alterada mediante botones como en Super Mario Galaxy 2), arrastrar objetos, activar palancas y aplicar correctamente el principio de Arquímedes en los escenarios acuáticos también será algo habitual. Lo cierto es que excepto dos o tres puzles, la mayoría son muy asequibles, de solución obvia y ejecución rápida.

El plataformeo es una constante también y comprobamos que es realmente satisfactorio. Gracias al magnífico control y a un comportamiento del chico que no se rectifica según el momento (como ocurre en Prince of Persia), y que nos permite calcular con precisión cómo saltar y cuando hacerlo.

Primeras capturas de este juego
Primeras capturas de este juego

Diseño visual perfecto

Gracias al blanco y negro que vemos en pantalla, Limbo transmite una sensación de oscuridad y terror que va más allá de lo que se experimenta con otros juegos. Hay algún susto que otro, pero más provocado por el sonido que por la imagen. Aún así, no se puede decir que juegues a gusto en Limbo, porque siempre estás alerta de lo que pueda pasar en pantalla (y que curiosamente no suele coincidir con lo que imaginamos), con una extraña incomodidad que se acentúa cada vez que pasas por zonas tan oscuras que sólo ves el reflejo de los ojos del protagonista.

Primeras capturas de este juego
Primeras capturas de este juego

Las múltiples capas de profundidad en el escenario, el excelente uso de la iluminación a contraluz, la bruma o el filtro desgastado aplicado a todos los objetos dan un acertadísimo toque tétrico a toda la imagen. Al final se da a entender que todo en Limbo es tremendamente peligroso y que nosotros, al fin y al cabo, sólo somos un niño. Las muertes, por cierto, son tan variadas como cruentas, no en vano es un título para mayores de 18 años.

Si la imagen es de una calidad abrumadora, el sonido no se queda a la zaga. Con una banda sonora casi inexistente, el juego se apoya en el silencio, en los ruidos extraños, en las ramas que se rompen con los pasos del niño, en los golpes de las rocas al caer o en el atronador ruido de las sierras mortales una vez avanzado el juego. El vaivén de la saturación sonora, con los momentos del más absoluto silencio es tan efectivo como impactante.

No es para todos

Primeras capturas de este juego
Primeras capturas de este juego

Aunque Limbo es excelente en casi todos los apartados, por desgracia no todo es bueno. Por ejemplo, en la práctica es un título tremendamente fácil. Cada vez que morimos recomenzamos sólo unos pocos pasos atrás de nuestra muerte, y como hay vidas infinitas, sólo es cuestión de intentarlo un par de veces más antes de pasar a lo siguiente.

También es un juego que se termina en apenas 3 horas (habéis leído bien), y casi no tiene margen para rejugarlo a excepción de recoger todas las esferas luminosas o tratar de conseguir el Logro de superar el juego con menos de cinco muertes.

Primeras capturas de este juego
Primeras capturas de este juego

Si olvidamos esos defectos, encontraremos un videojuego, una experiencia más bien, única y original. Tan especial y personal como lo son las sensaciones que provoca. Y justo por eso este juego no es para todo el mundo.

Lo Mejor

  • Gráficos y sonidos espectaculares
  • Control
  • Muy adictivo

Lo Peor

  • Muy corto y no especialmente difícil
  • Casi nada rejugableLI

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