Ayer, y en exclusiva en nuestro país, asistimos en Barcelona a la presentación oficial del esperadísimo Duke Nukem Forever. El evento se celebró en la famosa discoteca Otto Zutz, con un maestro de ceremonias tan importante como Randy Pitchford, el mismo presidente de Gearbox, creadores finales de este juego.
Hablar de DNF es como hablar de una leyenda, y verlo allí ya casi finalizado nos produjo a todos una ansiedad que se palpaba en el ambiente. ¿Será tan bueno como esperamos? ¿Habrá merecido la pena tantos años de problemas en el desarrollo? Randy nos habló del proceso de creación y nos hizo un resumen de cómo el juego había ido pasando de mano en mano por los estudios y distribuidoras. Prometía que el grueso del juego no había cambiado mucho desde su concepción inicial, aunque desde luego no es el mismo que se presentó en vídeo en aquel E3 del 2001.
La presentación se alargó bastante, con demo jugable, de unos 20 minutos. En esta demo se podía ver a Duke en diferentes niveles que recordaban mucho al estilo de Duke Nukem 3D. En particular un nivel donde Duke se hacía pequeño y grande una y otra vez para superar diferentes pasillos y habitaciones. El juego aprovecha bien la escala cuando Duke es pequeño y ofrecerá desafíos de saltos combinado con habilidad, mientras superamos las estanterías de una cocina. No nos dejaron hacer fotos en ese momento.
Eso sí, Randy prometía una aventura de 15 horas de duración, que entre chistes recordó es "tres veces más que cualquier Call of Duty". Después de la presentación ya pasamos a la sala de las consolas donde testeamos dos niveles de juego, diferentes a los vistos en la presentación. El primero es el enemigo final de Duke Nukem 3D, en el estadio de fútbol americano, y que corresponderá al inicio de DNF. Mientras que el segundo se desarrolla en el desierto mitad conduciendo un Monster Truck, mitad a pie por dentro de una mina. El control no se diferencia mucho a los juegos actuales del género, pero me sorprendió que sólo podremos llevar dos armas al mismo tiempo.
Las primeras sensaciones de DNF son ambiguas. Por una parte este es un juego que no puede competir con los actuales shooter, pero tampoco se le nota una ambición por hacerlo, el juego busca su propio camino. Y por el otro lado, vi algunas chispas de genialidad que me recordaron a Duke Nukem 3D. Puede que por ahí el juego se gane algunos votos positivos cuando se publique el próximo 11 de junio, o puede que el uso y abuso del "espíritu Duke" produzca un efecto rebote y sea justo al contrario.
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