Muchas veces los primeros juegos de un nuevo sistema de entretenimiento no son los mejores. Se trata de ideas originales pero que tienen una ejecución irregular y además aburren al poco rato de jugarlos. Este es sin duda el caso de Kung Fu Rider, un juego que, de tan loco, podría haber sido divertido, pero sólo se queda en lo primero.
Sin historia
La mecánica de Kung Fu Rider no podría ser más sencilla: un detective y su ayudante son perseguidos por las tríadas en Hong Kong, y no se les ocurrirá otra cosa que huir por la ciudad montados en cualquier trasto que tenga ruedas: un carrito, una silla de oficina, un andador infantil, una aspiradora...
¿Por qué les persiguen? ¿Qué pretenden? ¿Por qué huyen de esa manera? Todas estas preguntas no se responderán, pues historia, lo que se dice historia, no es que haya. No tenemos ni una triste cinemática que nos ponga en situación, tan sólo oiremos a los dos personajes, Tobin y Karin, tener un breve diálogo en el menú de título, diálogo al que no hace falta prestar atención pues no explica nada. En este sentido el juego nos recuerda a títulos japoneses de humor absurdo, al estilo Incredible Crisis, donde el argumento también brilla por su ausencia.
Acelera, salta, esquiva...y pégate el hostión de tu vida
Kung Fu Rider se basa en niveles que hay que superar en un determinado periodo de tiempo. Todos ellos tienen lugar en la ciudad de Hong Kong y consisten en ir subido al susodicho objeto con el protagonista que elijamos, superar obstáculos fijos y móviles (incluidos transeúntes), derribar rivales, recoger bonus y potenciadores y, finalmente, llegar sanos y salvos a nuestra oficina móvil, que es la meta.
Hay varios objetos con ruedas para elegir, que en teoría tienen diferentes propiedades, como diferentes velocidades, pero en la práctica dará igual cual cojamos, porque de lo que se trata es de tener habilidad y saber combinar bien la velocidad con la capacidad para esquivar, saltar o golpear a los mafiosos que nos persiguen.
El problema de todo esto es el control. El hecho de que se use Move, más que crear una experiencia de juego dinámico, lo que hace es entorpecer, y es que la varita mágica de Sony no responderá bien a lo que le pidamos. Así, agitando arriba y abajo Move aceleramos, pero para saltar basta con elevarlo un poco. Eso hace que cuando queramos acelerar a menudo saltemos, y viceversa, debido a una sensibilidad no del todo bien calibrada.
Lo mismo pasa con girar, que resulta una tarea ardua, pues no se hace de manera tan fina y precisa como se debería. Por si fuera poco, los desarrolladores han decidido que podamos usar todos los botones. El botón Move y el gatillo resultan cómodos y tienen una función clara, pero los cuatro botones clásicos son accesorios, pues no los pulsaremos siempre en el momento necesario, y su función tampoco está tan claro si es útil (hacer diferentes giros y movimientos especiales).
Este (des)control lo que consigue es que nos choquemos, habitualmente de manera injusta. Además a veces creemos que hemos superado un obstáculo y por una extraña razón el juego detecta que nos hemos golpeado con él. Dado el mal control y esta lógica injusta el juego resulta más complicado de lo que a priori debería ser.
¿Por aquí no había pasado antes?
No dudamos que Hong Kong es una ciudad con mil matices, pero estos no se reflejan en Kung Fu Rider. La mayoría de niveles tienen escenarios muy parecidos, obstáculos iguales y pocos diseños de malos y peatones. Esto hace que cada nivel resulte una repetición de lo que hemos visto antes y más cuando vemos que todos empiezan y acaban exactamente igual, con la misma animación del personaje cruzándose con el objeto con ruedas y llegando a salvo a su camioneta.
Poco se puede añadir a una banda sonora con canciones que se repiten una y otra vez y voces mínimas, en un juego que no hubiese sido necesario doblar, dado lo poco que se dice y lo insustancial que resulta.
A su favor cabe decir que la calidad gráfica del juego es aceptable –aunque con tanta repetición poco luce- y que la física Havok que se ha aplicado hace que los impactos de los personajes resulten muy espectaculares, al estilo de Pain, juego arcade que también se caracterizaba por los tortazos de órdago que sufría el personaje.
Un juego olvidable
Kung Fu Rider es la primera decepción que trae consigo Move. Cuando vimos los primeros vídeos del juego se intuía algo tonto y muy simple, pero al menos divertido. Eso no es así por culpa de un control deficiente y niveles aburridos debido a su repetición. Por cierto, hay multijugador, pero es tan poco interactuable que más vale pasarlo por alto.
Quizás hubiese sido un juego que pensando para mando convencional hubiese funcionado, pues no tendría los problemas de que el sistema confunda nuestras acciones. Con mando tradicional y a un precio propio de PSN podría haber tenido salida, pero a casi 40 euros, desde luego, no es la mejor inversión que hacer para disfrutar más del revolucionario Move.
Lo Mejor
- Planteamiento original
- Buena física de las caídas
Lo Peor
- Control deficiente
- Niveles muy repetitivos
- Multijugador prescindible
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