sábado, 26 de febrero de 2011

¡Tan dificil de atascarse!

Debo reconocer que después de jugar a Stacking me ha quedado bastante claro (si no lo tenía claro antes) que aún es posible tener buenas ideas originales en el mundo de los videojuegos y que la imaginación es el único límite. Este arcade que combina sabiamente una jugabilidad abierta al estilo sandbox, con interesantes problemas de lógica que se solucionan dialogando y combinando entre sí las diferentes matrioskas (muñecas rusas que se montan unas dentro de otras), es una buena prueba de ello. A pesar de la interesantísima idea que hay detrás, y la buena puesta en escena, el ritmo vaya de más a menos por un fallo tan simple como el escaso nivel de dificultad.


También es cierto que mirando el conjunto, Stacking no está interesado en desafiar al jugador a toda costa mediante complicadas pruebas de inteligencia. Al contrario, después de terminarlo te das cuenta que si bien no es difícil llegar al final del juego, el rato que le has dedicado te lo has pasado realmente bien.

Pero esto no es lo importante, aquí lo que de verdad importa es lo bien que se ha sabido fusionar una aventura abierta muy al estilo sandbox, con la resolución de problemas lógicos mediante las más de 100 matrioskas diferentes que te encuentras en Stacking. Para ello, el pequeño Charlie Blackmore, que debe salvar a su familia del malvado Barón, recorre diferentes escenarios metiéndose en muñecas más grandes, poseyéndolas. Cada muñeca tiene una única habilidad especial, que va desde cantar a pleno pulmón, seducir, o dar órdenes hasta otras más desternillantes como tirarse olorosas flatulencias, rodar por el suelo, o dar la mano enérgicamente.

Cada escenario se va abriendo poco a poco a medida que avanzas en la aventura. Una estación de trenes hace de nexo común, y desde ahí accedes a un zeppelín, a un crucero o un tren de tres pisos, y los objetivos de cada nivel siempre son salvar a otras muñecas para, en última instancia, lograr la liberación de los hermanos y hermanas mayores de Charlie Blackmore.

Muñecas, dentro de muñecas, dentro de muñecas...
Muñecas, dentro de muñecas, dentro de muñecas...

Como decía, el secreto del juego está en la posesión de las muñecas, pero los diálogos son tan importantes como sus habilidades. Así, por ejemplo, al inicio del juego deberás desalojar un pequeño bar para acceder a unas muñecas específicas que están dentro. Esto lo puedes arreglar, o bien entrando por el conducto de ventilación gracias a la matrioska de mantenimiento, o bien seduciendo al guarda con otra muñeca para tal efecto, o inundando el interior del bar con una flatulencia. Da igual como lo hagas pero las pistas se descubren hablando con otras muñecas.

La dificultad está muchas veces en encontrar esa conversación que te da la –sutil- pista de lo que puedes hacer. Otras veces, y a medida que conozcas las habilidades de cada muñeca, ya sabrás directamente lo que debes hacer. A veces también hay carteles por el escenario indicando tus posibles pasos, y a las malas en el menú de inventario puedes acceder a aún más pistas sobre lo que tienes que hacer. Es decir, con todo eso y con las múltiples soluciones que tiene cada situación es tan difícil quedarse atascado que incluso te sabe mal solucionar según que puzles.

Esto no le quita encanto a Stacking, es innegable la originalidad del planteamiento, con conversaciones breves de apenas una línea, o situaciones bastante disparatadas y graciosas, pero también hay que reconocer que va perdiendo fuelle a medida que avanza la aventura y, por lo tanto, conoces a más y más muñecas. Quizá el estudio Double Fine, y Tim Schafer como director del proyecto, han pecado de falta de ambición con este juego.

Uno de los escenarios es un gran barco crucero de época
Uno de los escenarios es un gran barco crucero de época

Para alargar un poco la vida útil del juego se añaden diferentes desafíos paralelos, algunos bastantes retorcidos, y travesuras variadas como golpear a un determinado número de muñecas, cantar ópera tantas veces, o lanzar periódicos. Todo muy inocuo. Si te atreves a más, siempre podrás buscar y encontrar las muñecas únicas, o lograr emparejar a toda una familia de matrioskas dispersada por el escenario. La recompensa en cualquiera de esos casos es bastante pequeña.

Todo el juego está ambientado en un mundo de madera y juguete antiguo, lo que le da un aspecto visual muy personal y agradable. También se utilizan recursos visuales y motivos de principios del siglo XX, con una era industrial en auge y una crítica directa al trabajo infantil como trasfondo argumental. Las escenas cinemáticas que introducen las misiones están grabadas como si fueran de cine mudo, y con carteles para leer los diálogos (lo que me ha recordado a aquel Winterbottom, arcade también). Todo muy clásico, con sonidos y músicas de piano, y hecho con esmero. A destacar el excelente diseño de las matrioskas que parece vayan a salir de la pantalla y a las que se le ha dado una gran vida con apenas cuatro movimientos.

Entrañable aventura de lógica

En general Stacking es una aventura totalmente recomendable para todo el mundo. Es un juego blanco, que se aleja de la violencia explícita o implícita (cosa bien difícil hoy en día) y que divierte por la gran cantidad y variedad de situaciones. El carisma de todas las matrioskas ayuda mucho a esta inmersión, en un juego muy bien ambientado y de diseño exquisito. Si bien la poca dificultad puede tirar atrás a más de uno, sólo recordarle que el juego es considerablemente largo para ser un arcade y que encontrar todas las soluciones de todos los puzles es un logro difícil de alcanzar.

Todos los puzles tienen varias soluciones
Todos los puzles tienen varias soluciones

Lo Mejor

  • Variedad y carisma de las matrioskas
  • Jugabilidad fresca e inteligente
  • Apartado gráfico exquisito

Lo Peor

  • Escasa dificultad si vas "a saco"
  • Pocas recompensas por los desafíos extra

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