lunes, 27 de septiembre de 2010

Análisis de Dead Rising

Matar zombis en los videojuegos gusta a todo el mundo. De hecho es muy satisfactorio y no entendemos muy bien por qué. Quizá sea por la comicidad que hay detrás de sus grotescas mutilaciones, o puede que sea por la sensación de matar “seres humanos” sin que lo sean realmente (son monstruos y están muertos), lo que justifica nuestros actos. Habría que hacer un estudio aparte sobre esta cuestión porque la cantidad de juegos donde se ven zombis involucrados es sorprendentemente alta. Y esto sin contar con todo el “universo zombi” que hay detrás, con películas, libros, merchandising… Matar zombis mola, sin duda.

Capcom ya sabía todo esto cuando creó Dead Rising. Hasta aquel momento ya había juegos de (y sobre) zombis, pero ninguno había propuesto un escenario de juego totalmente en 3D, con cientos (miles) de zombis atrapados en un centro comercial, y nosotros viviendo la típica historia de película de George A. Romero.

El éxito no se hizo esperar, amparado también por la entrada al mercado de la nueva generación de consolas y las posibilidades gráficas y jugables que ello entrañaba. Aunque si bien es cierto Dead Rising no vendió todo lo que hubiera gustado, y que la entrega en Wii fue un desastre, la segunda entrega no podía faltar. La original ambientación de Dead Rising y su sistema de juego es algo demasiado jugoso para dejarlo pasar.

Ahora por fin Dead Rising 2 aterriza en las tiendas. Ha sido una producción sorprendentemente larga, más de lo esperado, y aún más teniendo en cuenta que la esencia de Dead Rising no ha cambiado nada en esta segunda parte.

Atrapados otra vez

El escenario se sitúa esta vez en Fortune City (Las Vegas), no es una ciudad tan grande como nos vendieron en un primer momento, pero lo suficiente como para no cansar. Comparativamente es algo más grande que el primer escenario, pero no mucho más.

La historia sigue esta vez a Chuck Greene, que se ve atrapado en el complejo de casinos por culpa de una misteriosa conspiración. Mientras trata de lavar su nombre, recogiendo pruebas e investigando los hechos sucedidos, debe también salvar inocentes, luchar contra enemigos más potentes y, sobre todo, proporcionar a su hija cada 24 horas Zombrex, la vacuna anti-zombi.

Todo el juego sucede en el marco temporal de tres días seguidos, 72 horas, y la historia se divide en varios Casos con tiempo límite para cumplir todos los capítulos. Es decir, el juego no sólo nos obliga a estar en determinadas partes del escenario a la hora adecuada, sino también a cumplir a rajatabla los tiempos límites de cada misión. Simultáneamente, varias misiones en paralelo se irán sucediendo. Estas submisiones no son obligatorias pero dan muchos PP (la experiencia).

Es un sistema de juego inteligente y desafiante, que nos obliga a estar corriendo de aquí para allá continuamente y aporta un frenetismo como se pueden ver en pocos juegos. Siempre hay algo por hacer, y a veces varias tareas se solapan en el tiempo dándonos la libertad de elegir nuestro siguiente paso. Como sólo los Casos son realmente obligatorios, podemos superar el juego sin salvar a una sola víctima, salvar a algunas, o si ya hemos superado el juego salvarlos a todos (opción sólo posible cuando Chuck ha ganado todas las habilidades).

En cualquier caso, es imposible aburrirse en Dead Rising 2. Ya sea porque seamos de los que salvamos a todos, o de los que se dedican a explorar el mapa para probar todas las armas y cachivaches que encontramos, o de los que sólo piensan en eliminar zombis… mientras cumplamos las misiones principales en los tiempos acordados, el juego nos da libertad para hacer lo que queramos.

Pocas novedades

El mayor lastre de Dead Rising 2 es sin duda que apenas tiene novedades respecto al primero. Las situaciones que viviremos son bastante parecidas, los esterotipos de “los malos” no cambian mucho, las misiones y submisiones tampoco son realmente originales… viviremos bastante déjà vu con Dead Rising 2.

Gracias a unos ligeros cambios, sin embargo, el juego se hace muchísimo más llevadero que en la anterior aventura. Para empezar tenemos opción esta vez de grabar la partida hasta en tres “slots”, lo que nos protege de situaciones límite de tiempo abocadas al fracaso de antemano sin que nosotros hubiéramos sido conscientes. De hecho es casi imperativo hacer salvados de seguridad, en momentos donde vayamos sobrados de tiempo para cumplir las misiones, para no pillarnos los dedos.

Sólo con este cambio la dificultad del juego se ve reducida considerablemente. El primer Dead Rising era realmente tortuoso en este aspecto y requería una planificación casi milimétrica en determinados momentos para que no apareciera la pantalla “Game Over”.

Paralelamente nos ha dado la sensación que Chuck sube bastante más rápido de nivel de experiencia, lo que le otorga más velocidad para correr, más energía, mayor inventario, habilidades, etc. A poco de comenzar ya tendremos un nivel suficiente como para sentirnos seguros de no morir a las primeras de cambio.

Se ha descartado las fotografías que podía hacer Frank West, pero se ha añadido dinero en el juego. Éste se consigue de mil maneras en Dead Rising 2, o bien recogiéndolo del suelo de los casinos, rompiendo máquinas tragaperras o cajeros, apostando, o jugando a algunas de las minipruebas que encontremos. Con el dinero aparecen también las tiendas, en las que podremos comprar algunos objetos interesantes o incluso Zombrex, en caso de no encontrarla por el recinto.

Los Psicópatas, que en el primer juego se integraban con los Casos principales, son ahora submisiones opcionales. Se puede pasar de estos difíciles enfrentamientos si así lo deseamos, pero claro, también nos perderemos bastante miga del juego (y PP). Eso sí, la historia principal tiene también sus escenas “jefe final”, por supuesto.

Para luchar contra los Psicópatas, o contra cualquier enemigo, tenemos la opción esta vez de combinar armas en las Salas de Mantenimiento. No sólo es divertido tratar de combinar diferentes objetos para crear una potente arma, sino que también hacen mucho más daño. En las partes avanzadas del juego, combinar armas se hace casi imprescindible. Un detalle es que al salir del refugio podemos crear la primera Arma Combo, bate de béisbol con clavos, que curiosamente es una de las más útiles y efectivas de todo el juego.

Todo lo demás sigue igual. Los zumos combinados que hacen de potenciadores, las revistas que mejoran habilidades, los camibos de vestimenta, vehículos varios para movernos rápido (y aplastar zombis), el túnel de mantenimiento que hace de atajo… excepto algún detalle que otro, jugaremos al mismo juego pero en diferente escenario y con una dificultad más llevadera.

Multijugador

La gran novedad de Dead Rising 2 es el modo multijugador, dividido en cooperativo para dos jugadores y en un modo todos-contra-todos francamente divertido. En el primer caso se abre la puerta para jugar a nuestra partida de un modo normal, y dejar entrar a cualquiera para que nos ayude en nuestra misión. Es una buena forma de pasarlo en grande aniquilando zombis juntos o para que nos ayude en nuestra historia (cada uno puede hacer misiones en paralelo y así llegar a todo).

El modo Deathmatch se plantea como un concurso de televisión donde luchamos contra otros tres jugadores al mismo tiempo. Cuatro pruebas donde demostraremos nuestras habilidades y al final el que más dinero acumule gane. Ese dinero es acumulativo y nos introduce en la tabla de clasificación online donde subiremos puestos, pero en cualquier momento podemos retirar todo ese dinero y llevarlo a nuestra partida personal, en ese caso nos quedamos a 0 en la tabla online.

Gráficos y sonidos

Hay muchos, muchos, muchos más zombis en pantalla en este segundo juego. La sensación de agobio y masificación es muy patente, sobre todo cuando salimos a las calles del recinto. Esto es lo más notorio de Dead Rising 2.

Queda bien claro que los modelos de personajes y zombis se han estilizado. Las formas y proporciones son mucho más naturales, y aquel “hombre-mono” que era Frank West ha desaparecido con Chuck Greene. Las animaciones también son menos robóticas y los zombis más variados. En cuanto a texturas la nitidez de estas es bien clara, y nos olvidamos de lo que vimos y comentamos de Case Zero.

Es un juego muy trabajado y que lleva al límite el motor gráfico propietario de Capcom, MT Framework 2.0 (el mismo de Lost Planet 2), pero que carga también con graves consecuencias.

Nos vendamos los ojos ante el considerable “popping” de objetos, y se comprende que es algo normal al ver la cantidad de enemigos en pantalla. Pero las ralentizaciones son otro cantar, el juego sufre bastante de ellas con las masificaciones y repercute, en ocasiones, en la jugabilidad. Cuando hace aparición el fuego en una escena, la tasa de frames por segundo sencillamente se viene abajo. Esto sucede incluso en las cinemáticas como, por ejemplo, en la escena de la muerte del Motero.

Aún así, el 90% del tiempo el juego se juega considerablemente bien, y el detallismo de algunos escenarios es loable. Dead Rising 2 peca de ambicioso y de ahí sus defectos.

El sonido recupera algunos efectos del primer juego. Hay gritos y gruñidos zombi que son clavados, por ejemplo, otros como los de algunas armas son (inevitablemente) nuevos, pero vamos, si has jugado al primero reconocerás muchos de ellos. La música hace aparición en enfrentamientos finales o en momentos clímax, también hay zonas con su propio hilo musical. La combinación de sobriedad con partituras de acción dota al juego de una peculiar, y acertada, ambientación sonora.

Conclusiones

El trabajo de Blue Castle, desarrolladora a cargo de Dead Rising 2, es continuista, sí, pero competente. Aunque se hecha en falta novedades reales, y un poco más de ambición en el apartado jugable, lo cierto es que analizándolo fríamente tampoco hacía falta. Dead Rising es Dead Rising, y si te gustó el primero te gustará este también.

A los nuevos, sólo añadir que gracias a las ayudas indirectas, Dead Rising 2 es bastante más asequible para cualquier jugador y con algo de maña se puede superar la aventura principal sin tener que reiniciar la partida (cosa que no pasaba en el primero, extremadamente difícil en el primer intento).

Lo Mejor

  • Muy divertido
  • Sistema de juego frenético y original
  • Cooperativo

Lo Peor

  • Pocas novedades reales
  • Fortune City más pequeña de lo esperado

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